domingo, 10 de julio de 2016

La Historia de Howard Schultz

Howard Schultz
El no llego porque su papá o el gobierno le dio Starbucks. Se creó su propio destino y franquicia.

(Brooklyn, Nueva York, 1953) Empresario estadounidense, presidente y consejero delegado de Starbucks Coffee Company, una franquicia con una particular filosofía de los negocios que cuenta con más de 10.000 establecimientos en todo el mundo.

Howard Schultz era el mayor de tres hermanos de una familia de clase media baja. Cursó estudios en el Canarsie High School y, con un gran esfuerzo económico por parte de sus padres, pudo licenciarse en comunicaciones por la Northern Michigan University (1975). Al poco de terminar los estudios, comenzó su carrera profesional como aprendiz en el departamento de ventas de Xerox. Más tarde se incorporó a Hammarsplast, una empresa dedicada a los componentes plásticos subsidiaria de la sueca Perstorp, de la que llegaría a ser vicepresidente.

Starbucks había nacido en 1971 en el histórico mercado de Pike Place en Seattle, Washington, como una pequeña tienda de venta de cafés de importación, un negocio difícil en un país poco acostumbrado al consumo de este producto. El nombre, que deriva de la novela Mobby Dick de Herman Melville, evocaba el aspecto romántico del mar y la tradición marinera.

En 1982 Howard Schultz se incorporó al negocio como director de marketing, y ese mismo año, durante un viaje a Italia, descubrió los famosos expresso y, sobre todo, el entramado cultural que, con varios siglos de historia, rodeaba el consumo del café en el Viejo Continente. Su idea fue reproducirlo en Estados Unidos. “Mi conclusión fue que no solamente serviríamos cafés, sino que crearíamos un ambiente en el que la intimidad de la relación con el espacio y la experiencia del café pudiera cobrar vida”, afirmaría en su autobiografía. Pero no lo tuvo fácil, y su intento no convenció a sus superiores. Finalmente, en 1987 convenció a varios inversores para comprar la compañía por 3,8 millones de dólares.

Transformando radicalmente la tienda de Seattle, Schultz sentó entonces las bases de lo que muy pronto se convertiría en todo un imperio. Por un lado, incorporó una serie de productos más al gusto de la tradición europea (capuchinos, mocas, lattes, macchiatos) y, por otro, apostó por dotar al local de una identidad propia. Así, pensó y diseñó un interior que cautivara al público por su proximidad y su sensación de “segundo hogar”. La decoración, el mobiliario, el color, incluso la música, tenían la función de hacer de una simple cafetería un lugar en que la gente se sintiera como en casa. El éxito del modelo creado por Schultz no se hizo esperar.

Seattle aceptó rápidamente la idea impulsada por Schultz, quien muy pronto empezó a expandir el negocio por varias ciudades de Estados Unidos. En pocos años el ascenso de la marca de la Melusina, que saldría a bolsa en 1992, resultaría imparable e iniciaría su asalto internacional. La primera cafetería Starbucks fuera de Estados Unidos abriría sus puertas en Tokio en 1996.

En 2007 Starbucks era uno de los principales proveedores y tostadores de café del mundo, ofrecía cafés de América Latina, África y Asia-Pacífico, contaba con más de 10.000 establecimientos alrededor del globo (América del Norte, Latinoamérica, Europa, Oriente Medio, Asía y Pacífico) y tenía más de 140.000 empleados en nómina. Su facturación superaba los 9.400 millones de dólares. En 2008 el logotipo de Starbucks tenía previsto extenderse a nuevos mercados: Argentina, Bulgaria, Colombia, Hungría, India, Marruecos, Polonia, Portugal, Serbia y Sudáfrica.

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